El término egoísmo hace referencia al amor excesivo e
inmoderado que una persona siente sobre sí misma y que
le hace atender desmedidamente su propio interés. Por lo
tanto, el egoísta no se interesa por el interés del prójimo y
rige sus actos de acuerdo a su absoluta conveniencia.
El concepto proviene del ego que es, de acuerdo con la
psicología, la instancia psíquica mediante la cual un
individuo se hace consciente de su propia identidad y se
reconoce como yo. El ego es aquello que media entre la
realidad del mundo físico, los impulsos del sujeto y sus
ideales.
El egoísmo, por lo tanto, es un concepto opuesto al
altruismo. Este último habla de sacrificar el propio
Existen distintos tipos de egoísmo.
El egoísmo psicológico es una teoría que afirma que la conducta humana está impulsada por motivaciones autointeresadas. El egoísmo ético considera que las personas ayudan a las demás pero siempre en búsqueda de un beneficio posterior (la ayuda representa un medio para obtener algo provechoso).
El egoísmo racional, por otra parte, señala que la búsqueda del propio interés es fruto del uso de la razón.
De estas distinciones se desprende que, dependiendo de la perspectiva desde la cual se mire el egoísmo, puede entenderse como una actitud negativa al cien por ciento, representativa de la falta absoluta de preocupación por el bienestar ajeno, o también como una forma de buscar el propio y de hacerse respetar. El rango de posibilidades que esto representa de seguro se enfrenta a la disconformidad de muchas personas, dado que el egoísmo es uno de los mayores enemigos de la normalidad; o al menos eso se intenta transmitir.
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